- Introducción
La Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) es una enfermedad neuromuscular degenerativa de la que, actualmente, se desconoce su cura. La combinación entre terapia farmacológica y terapia física es clave para ralentizar su progresión todo lo posible y mantener y mejorar la calidad de vida de las personas que la padecen. La Fisioterapia, por tanto, se muestra como un elemento clave en el abordaje de la ELA.
1.1. ¿Qué es la ELA?
La ELA, también conocida como enfermedad de Lou Gehrig en algunos países, es una enfermedad neurodegenerativa progresiva que afecta las células nerviosas en el cerebro y la médula espinal, conocidas como neuronas motoras. Esta enfermedad interrumpe la comunicación entre el cerebro y los músculos, lo que conduce a la debilidad muscular y, finalmente, a la parálisis. Cada año en España comienzan a presentar síntomas alrededor de 700 personas, siendo una de las enfermedades neuromusculares más frecuentes¹.
1.2. Signos y síntomas.
Los síntomas iniciales de la Esclerosis Lateral Amiotrófica pueden ser sutiles y variar de una persona a otra, lo que puede dificultar su diagnóstico precoz. Sin embargo, los signos y síntomas comunes de la ELA incluyen debilidad muscular, espasmos musculares, calambres, dificultades para caminar, hablar, tragar y respirar, así como cambios en la coordinación y el equilibrio. A medida que progresa la enfermedad, estos síntomas tienden a empeorar y pueden volverse incapacitantes.
- Factores de riesgo.
Los factores de riesgo específicos para la ELA aún no se comprenden completamente, pero se cree que una combinación de factores genéticos y ambientales puede aumentar el riesgo de desarrollar la enfermedad. Algunos factores que se han asociado con un mayor riesgo de ELA incluyen antecedentes familiares de la enfermedad, exposición a toxinas ambientales y factores genéticos específicos.
- Pronóstico y tratamiento.
La esperanza de vida para las personas con esta enfermedad también varía, pero en promedio, después del diagnóstico, es de aproximadamente 3 a 5 años. Sin embargo, algunas personas pueden vivir más tiempo, mientras que otras pueden experimentar una progresión más rápida de la enfermedad y una esperanza de vida más corta.
Actualmente no existe un tratamiento que acabe con la enfermedad. El uso de farmacología (especialmente el Riluzol) es habitual para ralentizar la progresión de la patología. Sin embargo, el uso de la terapia física, especialmente el ejercicio terapeútico y de la musculatura respiratoria es clave para el mantenimiento de la calidad de vida del paciente. Es por ello que el papel de la Fisioterapia en esta patología es fundamental.
- Abordaje desde la Fisioterapia.
2.1. Ejercicio terapéutico.
El ejercicio terapéutico se muestra, como ya se ha adelantado más arriba, como un abordaje indispensable en el tratamiento de la ELA. Se traduce en mejoría de la movilidad, el bienestar general y la función respiratoria, siendo más efectivo que el trabajo exclusivo de movilidad². Igualmente, se trata de un abordaje seguro, que no va a derivar en consecuencias que repercutan negativamente en el trascurso de la enfermedad³. El plan de ejercicio terapéutico debe incluir tanto trabajo aeróbico como entrenamiento de fuerza, en contraposición con la creencia de que el entrenamiento de fuerza pudiera acelerar el proceso patológico. Según refleja la literatura, produce mejoras a nivel de la potencia muscular y el consumo de oxígeno, unido a beneficios en relación a la fatiga; siendo especialmente idóneo el entrenamiento isométrico⁴.
2.2. Entrenamiento musculatura respiratoria.
Otra de las vías de acción en el tratamiento de la Esclerosis Lateral Amiotrófica desde la Fisioterapia es el trabajo de la musculatura respiratoria. Como se ha comentado previamente, uno de los síntomas de esta enfermedad es la pérdida progresiva de la capacidad respiratoria debido a la disminución de la actividad de la musculatura destinada a tal fin. Por ello, se vuelve indispensable el entrenamiento de dicha musculatura desde los primeros estadios de la enfermedad. El trabajo de la musculatura espiratoria es crucial en el mantenimiento, e incluso la mejora en el corto plazo, de la capacidad tusígena⁵, siendo un factor clave en el manejo de esta enfermedad ya que, uno de los principales problemas que aparecen es la dificultad en la gestión de las secreciones en aquellas personas que la padecen.
- Entrenamiento en medio acuático.
En consonancia, y en relación con el ejercicio terapéutico, el trabajo en piscina es una herramienta de la que beneficiarse por las propias condiciones que nos brinda este medio. El trabajo con reducción del peso corporal y del efecto de la gravedad se muestra de gran utilidad en fases de la enfermedad en las que la debilidad muscular comienza a ser avanzada. Es clave para el mantenimiento y ralentización del proceso patológico mantener la actividad física, manteniendo lo máximo posible la fuerza muscular y el rango articular y, en definitiva, la calidad de vida⁶.
- Conclusión.
En suma, el abordaje desde la Fisioterapia es un pilar fundamental en el tratamiento de la ELA. A pesar de ser una enfermedad neurodegenerativa de la que no se conoce la cura. Es clave el abordaje temprano para ralentizar el progreso de la misma lo máximo posible. Igualmente, el tratamiento tanto farmacológico como desde la Fisioterapia debe ir siempre incluido dentro de un equipo interdisciplinar en el que todos los profesionales trabajen en consonancia y desde distintos ámbitos, como son la Logopedia, la Psicología o la Terapia Ocupacional.
Desde el Clínica Universitaria La Salle disponemos de todo lo necesario para llevar a cabo un tratamiento completo para aquellas personas que estén interesadas en trabajar para frenar en todo lo posible el progreso de la ELA. Puedes encontrar toda la información de contacto y solicitar una valoración en www.irflasalle.es.
Miguel Pinto Freire. Fisioterapeuta Unidad de Rehabilitación Neurológica.