Terapia Ocupacional Infantil y Juvenil en Madrid

La terapia ocupacional infantil se enfoca en apoyar a los niños en el desarrollo de habilidades necesarias para participar de manera activa y satisfactoria en sus actividades diarias: jugar, aprender, relacionarse y cuidarse a sí mismos. A través de actividades lúdicas y significativas, se trabaja en áreas como la motricidad fina y gruesa, la integración sensorial, la atención, la autonomía personal y la regulación emocional. El objetivo es potenciar su desarrollo integral y favorecer su participación plena en el entorno familiar, escolar y social.

Patologías que tratan nuestros Logopedas en Madrid

El área de Logopedia infantil y juvenil de La Clínica Universitaria La Salle cuenta con los mejores profesionales especialistas en Logopedia de Madrid. Las patologías que tratamos en este área son:

Alteraciones de la voz/ disfonía.
Problemas de audición
Dificultades en la articulación
Alteraciones en el ritmo del habla, disfemia.
Desarrollo de la lectoescritura
Trastornos en la deglución y en la alimentación
Dificultades en la comunicación

Técnicas que utilizamos

 En la Clínica Universitaria La Salle nuestro equipo de terapeutas ocupacionales especializados en niños y adolescentes trabajan con los siguientes tratamientos:

La terapia miofuncional tiene como objetivo conseguir la normalización o el equilibrio musculo-esquelético que contribuya y/o favorezca a una adecuada funcionalidad de procesos como el habla, deglución, fonación y respiración, a partir de la reeducación de la musculatura facial y del patrón respiratorio y la eliminación de malos hábitos.  En definitiva, la terapia miofuncional tiene como fin último lograr el equilibrio anatómico y funcional de las estructuras y de la musculatura orofacial posibilitando un desarrollo y crecimiento normalizado de las mismas. La terapia miofuncional se basa en la teoría del crecimiento craneofacial propuesta por Donald H. Enlow (1984), en la cual se destaca que los huesos faciales no crecen por sí solos, sino que el crecimiento es producido por la matriz de tejido blanco que recubre por completo cada hueso. Los factores genéticos y funcionales del crecimiento óseo se encuentran en los tejidos blandos tales como músculos y tejido conjuntivo.   

Borrás & Rosell (2008) definen la terapia miofuncional como “una disciplina que se encarga de prevenir, valorar, diagnosticar y corregir las disfunciones orofaciales que pueden interferir, tanto en la producción del habla, como sobre la estructura de los dientes y las relaciones maxilares” (p. 16). La logopedia hace uso de este conjunto de procedimientos y técnicas con el objetivo de conseguir un equilibrio muscular y óseo a partir de la reeducación de la musculatura facial y del patrón respiratorio.

La terapia miofuncional engloba el tratamiento de dos fases diferenciadas: una primera fase de estimulación de la sensibilidad y la motricidad muscular, y otra segunda fase de rehabilitación propiamente funcional. La primera fase requeriría una participación más pasiva por parte del paciente, donde el terapeuta trabajará con masajes, estiramientos e incrementos sensoriales de fuerza-presión, sabor, volumen, temperatura y olores, mientras que la segunda requerirá una participación más activa y voluntaria para la realización de las praxias o ejercicios orofaciales.

  • Masaje facial miofuncional

El masaje facial miofuncional es una técnica que se utiliza para trabajar las alteraciones musculo-esqueléticas y sus funciones. Tiene como objetivo, la estimulación muscular a nivel de sensibilidad y motricidad con la que activar el sistema nervioso central (SNC), coordinador a su vez de diferentes funciones musculares.

El masaje es esencialmente manual, aunque también pueden aplicarse instrumentos con diferentes presiones y texturas como vibradores orofaciales. Estos instrumentos pueden facilitar y/o complementar al masaje facial manual, ya que con ellos podemos estimular de una forma más minuciosa las estructuras musculares. De esta manera, elegiremos recambios grandes o pequeños en función de la dimensión del músculo que deseo estimular, o recambios suaves o duros, en función de la gravedad de la alteración a nivel de sensibilidad y motricidad.

  • Ejercicios de motricidad orofacial

Otra de las herramientas para el tratamiento de estas alteraciones son los ejercicios que trabajan la fuerza, el tono, la resistencia y la movilidad muscular de forma activa, también conocidos como praxias orofaciales. Los ejercicios de motricidad orofacial son aquellos que implican movimiento voluntario de los órganos buco-fonadores. McCauley (2009) los define como “actividades no verbales que implican estimulación sensorial o acciones de labios, mandíbula, lengua, paladar blando, […] que pretenden influir en las bases fisiológicas del mecanismo orofaríngeo para mejorar sus funciones”. Estos ejercicios, van dirigidos a aumentar la fuerza, tono, resistencia y/o precisión de los músculos orofaciales.

Los diferentes tipos de ejercicios en los que se pueden categorizar las praxias orofaciales son: isométricos, isotónicos, isocinéticos.

Podemos mencionar en este apartado la terapia de estimulación orofacial basada en el concepto Castillo Morales, concepto de tratamiento sensoriomotor que busca mejorar la regulación de la tonicidad, la activación de la musculatura orofacial y la estimulación de funciones débilmente formadas o inexistentes, dirigida principalmente a niños, más concretamente a niños con plurideficiencias en su desarrollo.

Esta reorganización del complejo orofacial influye de forma directa sobre funciones orofaciales como succionar, deglutir, masticar y respirar, así como en la capacidad de realizar los diferentes gestos de la cara.

Se inicia con un primer acercamiento, poniendo las manos en la cara del paciente, realizando contactos suaves hasta que consigamos su confianza. Sin separar las manos de la cara, se realiza el tacto con una presión suave y más fuerte, después se hace la tracción y presión muscular para activar los músculos de la mímica, en dirección a las zonas motoras. Luego se aplica la vibración, que puede ser continua o interrumpida, y con ello se logra aumentar o disminuir la tonicidad muscular y estabilizar la postura.

  • Técnica de incremento sensorial para mejorar la disfagia.
  • Técnicas de modificación del volumen y consistencia del bolo
  • Estrategias compensatorias y maniobras deglutorias

Las dificultades en el proceso respiratorio están ligadas a numerosas patologías que son abordadas desde el área de logopedia. Es el caso del síndrome del respirador oral, que puede derivar en numerosas anomalías estructurales a nivel orofacial (paladar ojival o maloclusión dental), disfunciones de los órganos fonoarticulatorios (déficit del sellado del velo del paladar o del sellado labial) interposición lingual o falta de tonicidad de la musculatura de la lengua o de los labios, entre otros.

Además, la respiración es un proceso muy importante en trastornos de la fluidez del habla como disfemia o tartamudez, así como en alteraciones de la voz como las disfonías.

La terapia respiratoria se centra principalmente en el trabajo directo conductual-logopédico y en el uso del apoyo instrumental, orientado a proporcionar retroalimentación en busca del control y la supervisión de la respiración. Se pretende establecer un buen control postural y un tono muscular apropiado que facilite la regulación supervisada del patrón respiratorio y la generación de una presión subglótica estable, prolongada y suficiente para favorecer un efecto de vibración adecuado de las cuerdas vocales.

 

El uso de esquemas o dibujos que representen el funcionamiento de la respiración, la forma de los pulmones o las estructuras implicadas en la respiración y/o la visualización del movimiento en el propio clínico, en vídeos sencillos o incluso en dibujos, ayudará en mayor o menor medida a comprender mejor la conducta que se desea que controle. Una vez que el niño experimenta o comprende la maniobra, buscamos generar situaciones cotidianas en las que se genere el patrón respiratorio adecuado y poder así generalizarlo. Las situaciones que generaremos serán diferentes en función de la patología a tratar. Así, buscaremos desarrollar las habilidades de soplo y buscaremos hacer consciente al niño de las posibilidades que hay de dosificar el aire, estableciendo flujos de aire y/o voz continuos-entrecortados, largos-cortos o fuertes-débiles. Además, buscamos establecer buenos hábitos fono-respiratorios y evitar que se manifiesten los presentes anteriormente, es decir, extinguir o reducir las conductas desadaptativas o las que generaban una dificultad. Por otra parte, una vez alcanzado un control aceptable del mecanismo respiratorio, se pueden introducir ejercicios que impliquen su coordinación con la fonación y/o la articulación, si lo consideráramos oportuno

Una dificultad que solemos encontrarnos en el ámbito infantil son las dislalias. Debemos diferenciar dos tipos, dislalias fonéticas y dislalias fonológicas, ya que las dificultades son distintas y por tanto, el tratamiento será diferente.

Si se trata de una dificultad a nivel fonético, el tratamiento puede ir enfocado a alcanzar todo el repertorio fonético, utilizando por ejemplo la técnica de derivación fonética, que consiste en alcanzar la articulación del fonema en cuestión, a partir de:

  • Sonidos no verbales u onomatopeyas (sonido de la vaca, de la ambulancia, del viento) para lo que podemos utilizar diferentes juguetes o instrumentos atractivos para el niño.
  • Posturas bucofaciales, que faciliten el posicionamiento articulatorio necesario para producir el fonema (sonreír, dar un beso, expresar dolor, morderse la lengua, etc).
  • Posturas combinadas con acciones verbales, a través de la repetición de palabras que contengan determinado fonema en distintas posiciones. Podemos recurrir a juegos como la oca, bingo, memory o cualquier otro, reforzando la idea de que en niños será muy útil para la intervención, apoyarnos en materiales lúdicos o atractivos para este.

Otra posible técnica es el posicionamiento fonético, que consiste en emplear imágenes, modelos, manipulación física y/o onomatopeyas para enseñar al niño a realizar un sonido o una sílaba que se desea trabajar. En muchas ocasiones utilizamos cuentos o canciones. Debemos tener en cuenta también la ayuda de técnicas instrumentales como guiadores o depresores linguales, gomas o vibradores con el fin de controlar la posición o facilitar la propiocepción necesaria para conseguir la emisión del fonema en cuestión.

Además, es importante que mencionemos la técnica de estimulación integral, que emplea modelado-repetición. Para esta técnica podemos utilizar cuentos que incluyan imágenes donde se busque ofrecer modelos adecuados, tanto de forma auditiva como visual, con el fin de que los repita.

Por otro lado, cuando las alteraciones se asocian a una dificultad fonológica, además de las técnicas anteriormente mencionadas, debemos utilizar otras que busquen desarrollar o reforzar la capacidad del niño en recibir un sonido y darle una interpretación correcta, asociada a un objeto o a un significado en concreto, al refuerzo o establecimiento de la asociación sonido-grafema o la discriminación auditiva entre ambos sonidos o fonemas.

La principal causa de este tipo de dislalia viene determinada por una falta de percepción o discriminación auditiva, es decir, él conoce ambos fonemas pero pronuncia sólo uno porque le suenan igual ambos. Otras veces se debe a la  presencia de procesos fonológicos inapropiados para su edad, debido a un lenguaje “inmaduro”, como sustituciones, asimilaciones o cambios de estructura silábica (omisiones, adiciones, etc). Muchos de estos problemas traen consigo dificultades en la conciencia metafonológica, conciencia de que el lenguaje tiene partes que se pueden separar, quitar o poner, ser iguales en dos palabras, etc. Esta conciencia posibilita un conocimiento real del lenguaje y es una de las condiciones de acceso a la adquisición de la lectoescritura, así como un requisito de la construcción de un sistema fonológico sólido, en el cuál todos los fonemas (partes del lenguaje) son elementos diferenciables unos de los otros.

Para ello, se utiliza la técnica de contrastes mínimos, tanto a nivel de expresión como de producción. Así, trabajaremos la discriminación auditiva de pares de sonidos (fonemas) que se contrasten fácilmente en punto y modo de articulación, con el fin de aportar información también a nivel visual. En muchos de estos casos utilizamos visualizadores fonéticos o gestos asociados a cada fonema, que pudieran ayudar a integrar la información. También podemos trabajar este aspecto a nivel de palabras, inicialmente monosilábicas y más tarde introducir bisilábicas o trisilábicas. A nivel de expresión, consiste en producir pares fonemas o de palabras monosilábicas, bisilábicas o trisilábicas, que únicamente se difieran en un sonido contrastivo. Esta diferencia se transforma en un cambio del significado asociado a cada palabra. Ayuda a trabajar la precisión en la realización de los sonidos, puesto que pequeñas alteraciones sonoras dan lugar a confusiones semánticas. La selección de los contrastes fonéticos que se van a trabajar depende de los errores articulatorios cometidos durante la evaluación y de los que no ha adquirido aún. Se comienza con un sonido incrustado en palabras monosilábicas, y, una vez estable, se presentan pares mínimos de palabras que trabajan los contrastes fonéticos deseados.

El juego es el primer lenguaje del niño. Por medio de la actividad lúdica los pequeños interactúan con los objetos, desarrollan sus sentidos, adquieren habilidades, expresan fantasías, sentimientos, se relacionan con otras personas, adquieren pautas de conducta, imitan… A través del juego interiorizan la realidad circundante y expresan su mundo interior. El juego ofrece indicadores para entender al niño y observar su evolución física y mental.

Es necesario disponer de una amplia y variada colección de objetos y de juguetes que faciliten el juego individual y las actividades lúdicas socializadoras.

A los padres corresponde también implicarse en las actividades de juego porque con ellas mejorarán las condiciones de crianza y enriquecerán los estímulos del entorno familiar del niño, y también porque les facilitará la vinculación y la afectividad con su hijo.

El juego es un excelente recurso terapéutico, pero hay que tener en cuenta que los niños aprenden con mayor facilidad cuando disfrutan con lo que hacen y además lo comprenden, por dicho motivo hemos de adecuar nuestras propuestas lúdicas teniendo en cuenta:

  • Edad cronológica y nivel cognitivo.
  • Grado de autonomía motriz y funcional.
  • Los intereses lúdicos del niño.
  • Las habilitaciones necesarias para que el niño pueda realizar la actividad lúdica.
  • Los objetivos terapéuticos globales y específicos para cada trastorno (dificultades visuales, auditivas, hipotonía, espasticidad, rigidez, distonía, etc.).

Mediante el juego, se pretenden alcanzar los siguientes objetivos:

  • Ayudar a que el niño adquiera nuevas conductas y habilidades, y la mayor funcionalidad posible en todas las áreas del desarrollo, más concretamente en este caso, al lenguaje.
  • Conseguir del niño la mayor participación activa en el proceso de intervención lúdica.
  • En niños muy pequeños o bebés, mediante el juego motivamos su actividad, facilitamos el movimiento, propiciamos y corregimos deseos y acciones, etc.
  • En niños más mayores, mediante el juego evidenciamos las consecuencias y los objetivos de la acción terapéutica.
 

La música ha sido descubierta como un buen medio para fomentar el desarrollo integral del niño. A través de la música se puede estimular la atención, concentración, coordinación motora, habla, el lenguaje o la agudeza auditiva, fonorrespiración, entre otras. La etapa de alfabetización del niño se ve más estimulada con la música. A través de canciones infantiles, en las que las sílabas son repetitivas y riman, acompañadas de gestos que se hacen al cantar, el niño mejora su forma de hablar y de entender el significado de cada palabra. Entre las actividades que podemos sugerir utilizando música encontramos cantar u oír determinada canción o ritmo musical, composición de canciones, tocar instrumentos, etc. Así, podemos buscar que la música se adapte a la patología o dificultad que estamos trabajando, variar el ritmo o la intensidad de la canción (rápido/lento – fuerte/débil) si estamos trabajando fluidez del habla, articulación o fonación o incluso elegir o elaborar canciones que contengan determinado fonema con el fin de mejorar su producción, o incluso adquirir el grafema que está asociado a ese sonido (fonema). Podemos utilizar la música también a nivel de sílaba o de palabra, no sólo son válidas las canciones que cuentan una historia. Sin embargo, es más lúdico y llamativo para el niño, ya que resulta más entretenido seguir el ritmo de una canción que repite un estribillo, a cantar el nombre de los objetos que le vamos enseñando, por ejemplo. Debemos utilizar la música de manera diferente en función de cual sea el aspecto que queremos reforzar, sin embargo, es innegable que contemos con la música como recurso para facilitar el desarrollo o  reforzar numerosas habilidades cognitivas como atención, memoria o concentración, y no sólo el lenguaje, además de contribuir al desarrollo de la capacidad intelectual, sensitiva, auditiva, sensorial, comunicativa y/o motriz.

La realidad virtual se considera un complemento interesante a la terapia convencional ya que permite a la persona interaccionar y entrenar en una simulación del ambiente de la vida real generado a través de un software. Una de las principales ventajas de esta técnica es que le feedback que recibe el niño es aún mayor y ayuda en el diagnóstico, el estudio y el tratamiento de muchas afecciones neurológicas. Los sistemas de realidad virtual permiten la repetición de tareas funcionales dirigidas a objetivos concretos en un entorno controlado, y por otro, permiten facilitar la visualización de la acción en el entorno habitual a través de los gestos del avatar de la representación digital de la persona. No obstante, el aprendizaje debe estar adaptado a las características y necesidades de la persona y debe proporcionar un entorno estandarizado, reproducible y controlado con el fin de minimizar y corregir los errores de ejecución. 

Los sistemas de realidad virtual como complemento terapéutico permiten incrementar la permanencia del niño en las sesiones, gracias a lo atractivo de las mismas, así como que el terapeuta regule su intensidad y la dificultad a través de los resultados obtenidos por la monitorización del rendimiento de las actividades propuestas. Se produce una adherencia y motivación de la persona ya que conoce su progreso en la realización de las terapias pudiendo incrementar el nivel de exigencia y, por ende, el incremento de la motivación. 

Las nuevas tecnologías buscan solucionar problemas y necesidades individuales y/o colectivas mediante la construcción de sistemas técnicos contribuyendo de forma significativa a la adquisición y el desarrollo de algunas capacidades como, por ejemplo: 

  • Capacidades cognoscitivas.
  • Capacidades que contribuyen a la destreza manual.
  • Capacidad e independencia funcional y de relación interpersonal.
  • Capacidades de inspección en la vida activa 

La Terapia de movimiento inducido por restricción del lado sano,  se fundamenta en las investigaciones realizadas al final de la década de 1970 y principios de los 1980 por el Dr. Taub. Es un tipo de rehabilitación de la extremidad superior muy utilizado desde entonces en pacientes que han sufrido un Daño Cerebral Adquirido y cada vez más frecuente en su uso con niños con imposibilidad para mover uno de sus miembros superiores como consecuencia de algún tipo de daño neurológico (hemiparesia)

La hemiparesia que supone que un brazo tiene menor movilidad que el otro hace que el niño tienda a usar menos el brazo hemiparético/ afecto, en ocasiones llegándose a “olvidar” de este brazo e ingeniándoselas para hacer todo con el otro; aprenden a no usar su brazo afectado, lo que se conoce como restricción del desarrollo (Deluca et al,.2006)

Esto, además de la consecuencia obvia de disminuir la funcionalidad en el brazo y mano hemiparéticos, tiene repercusiones en el cerebro. Esta técnica es capaz de producir cambios en la organización y función cerebrales debido a la plasticidad neuronal y basándose en el principio del aprendizaje motor (que la repetición y/ o práctica influye en la reorganización de la representación del movimiento y sinaptogénesis) se consigue mayor integración y conocimiento de su propio cuerpo.

Para ello la terapia por restricción del lado sano lleva a cabo una restricción de dicho lado (que puede ser mediante una manopla, un cabestrillo, una férula de reposo de la mano o un medio guante) momento en el cual se lleva a cabo un entrenamiento de tareas específico, intenso y estructurado. Implica la realización de actividades de tareas funcionales, usando tanto la práctica de tareas repetitivas como la práctica de tareas adaptadas por parte del brazo afecto. Siempre serán actividades basadas en el juego, que gusten y sean motivantes para el niño.

Con esto se pretende prevenir o superar el desuso aprendido a través del uso intensivo del miembro afecto.

El programa de ejercicios es individualizado y específico para cada niño y es elaborado por los profesionales tras una valoración exhaustiva de la movilidad y la funcionalidad del brazo afectado.

La colaboración de la familia es crucial para obtener los resultados óptimos.

Está demostrado que el uso de este tipo de terapia consigue incrementar el uso espontáneo de la extremidad afectada, mayor participación de la extremidad superior en las actividades de la vida diaria (AVD), mejora en la calidad del movimiento, en la prensión, destreza manipulativa, tiempo de reacción, velocidad, coordinación, agarre, movimientos disociados y selectivos.

Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

El reentrenamiento de las actividades de la vida diaria (AVDS) es una de las principales funciones que desempeña el terapeuta ocupacional y una de las finalidades es conseguir la máxima autonomía posible de la persona. Antes de pasar a la intervención debemos realizar el proceso de evaluación para conocer las limitaciones por las cuáles el niño no puede desarrollar el desempeño ocupacional de la manera deseada. En este proceso tendremos que recoger información descriptiva sobre el nivel actual de desempeño ocupacional, conocer las necesidades y limitaciones de la participación ocupacional, analizar los potenciales de la persona y contexto, conocer las estrategias usadas (efectivas o no) por el propio usuario sin la intervención de ningún profesional de la salud y establecer un diagnóstico ocupacional. En pediatría acompañamos este proceso rellenando escalas de valoración como son The Functional Independence Measure for Children (WeeFIM) y The Pediatric Evaluation of Disability Inventory (PEDI) que permiten determinar el grado de independencia y la máxima función que pueden obtener los niños. Estas escalas pueden ser cumplimentadas por los padres, mediante entrevista o por observación directa del niño.  

Una vez realizado el razonamiento clínico, se realizará una intervención directa sobre aquellos componentes del desempeño ocupacional donde el niño presenta dificultades, así como se comenzará con el reentrenamiento de la propia actividad.  Al comienzo realizaremos con el niño juegos o actividades que simulen la tarea donde presenta dificultades, una vez adquiridas las competencias realizaremos esa tarea en la clínica y el último paso sería generalizarla en los diferentes entornos. Por ejemplo: un niño que no puede o no sabe abrocharse los cordones, evaluaremos qué componentes del desempeño ocupacional están afectados y los trabajaremos directamente. Cuando sus destrezas hayan mejorado, comenzaremos a incluir juegos donde deba de abrochar tiras de fieltro de botones grandes haciendo una fila. Posteriormente graduaremos la actividad, por ejemplo, disminuiremos el tamaño de los botes, y cuando consideremos que el niño está preparado le pediremos a la familia que traigan a sesión una prenda de vestir para que trabajemos directamente la actividad. Cuando el niño sea capaz (casi paralelamente a esta última parte del proceso) podrá empezar generalizar abrocharse esa prenda en otros contextos como puede ser su cada o el colegio. 

Algunos de los métodos que pueden formar parte de la graduación de la actividad y su realización son:

  • Simplificación de la tarea o actividad.
  • Posicionamiento del material, de las herramientas del paciente.
  • Utilización ayudas técnicas, férulas o equipo adaptado.
  • Modificación y/o adaptación herramientas.
  • Modificación del material: peso, resistencia, forma, tamaños, texturas, colores…
  • Adición de resistencia a la persona o las herramientas.
  • Modificación de la duración, velocidad o repetición de la actividad.
  • Modificación del contexto (temporal, físico, social, cultural), localización del entorno en el que se realiza la actividad o tarea.
  • Número de participantes: requerimientos de interacción con otros.
  • Ayuda del terapeuta del personal auxiliar.
  • Enseñanza de métodos nuevos para la realización de la actividad.

¿Cómo trabajamos?

Nuestra metodología es lúdica, ofrecemos espacios lo más naturales posibles, donde el niño se pueda sentir cómodo. Marcamos unos objetivos que comunicamos a la familia para conseguirlos conjuntamente, de este modo, pretendemos hacerles partícipes de todo el proceso.

Imágenes de nuestra Clínica de Logopedas infantiles en Madrid

Cómo encontrar a nuestros Logopedas Infantiles en Madrid

Estamos en el edificio Clínica Universitaria. En nuestra página de contacto podrá encontrar más información e indicaciones sobre cómo llegar a nuestra Clínica de Logopedia infantil en Madrid, en Pozuelo de Alarcón.

La Clínica Universitaria La Salle cuenta con las instalaciones más modernas para ofrecer el mejor servicio de Terapeutas Ocupacionales en Madrid.

Artículos escritos por nuestros Logopedias infantiles en Madrid

El equipo de nuestra clínica de Terapia Ocupacional en Madrid está a la vanguardia de su profesión y comparten sus conocimientos.

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