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Fisioterapia y Alzheimer
Introducción:
Hoy 21 de septiembre se conmemora el Día Mundial de la Enfermedad de Alzheimer, una enfermedad neurológica que padecen unas 800.000 personas en España, diagnosticándose 40.000 nuevos casos cada año.
¿Qué es la enfermedad de Alzheimer?
El Alzheimer es un proceso neurodegenerativo caracterizado por un deterioro progresivo de las funciones intelectuales sin que coexista cualquier otro tipo de patología neurológica o sistémica que curse también con demencia. El inicio es lento, con agravación uniformemente progresiva. La mayoría de los casos comienzan entre los 50 y 60 años, afecta a ambos sexos por igual y la incidencia de esta enfermedad (y de las demencias en general) se incrementa exponencialmente con la edad a partir de los 40 años.
Presenta una etiología desconocida, pero se cree que pueda tener un componente genético dado que en un 40% de los casos existen antecedentes familiares. También se sospecha que otros factores como la inactividad intelectual y física, la diabetes, la obesidad o la mala alimentación, pueden afectar a tener una mayor predisposición a tener dicha enfermedad.
¿Cuál es su sintomatología?
La sintomatología se suele dividir en 3 fases que caracterizan la evolución de la Enfermedad de Alzheimer:
- Fase inicial. En esta fase puede hacer una vida casi independiente, la familia empieza a percibir cambios en la actitud y comportamiento y es por ello que suelen acudir al especialista. Los síntomas más comunes que encontramos en esta fase son:
- Disminución del vocabulario utilizado.
- Inicio de dificultades al realizar actividades de la vida diaria, laborales o habituales que normalmente realizaba de manera mecanizada.
- Alteración en la esfera espacio-temporal.
- Cambios en el carácter.
- Segunda fase, esta fase suele ser difícil para la familia ya que los síntomas se agravan y los pacientes requieren de más ayuda y atención. Los síntomas más comunes que encontramos en esta fase son:
- Olvidos en sucesos recientes, incluso cotidianos.
- Agnosia, no reconoce ni las cosas ni a las personas próximas.
- Disminución del vocabulario y capacidad para decir frases con cierta lógica. Puede leer, pero no siempre es capaz de interpretarlo.
- Gran dificultad en las actividades de la vida diaria.
- Cambios en el carácter.
- En algunas ocasiones pueden tener alucinaciones.
- Mioclonías o distonías que dan lugar a malas actitudes posturales.
- Empeoramiento de la percepción espacial, es frecuente que se pierdan.
- Tercera fase. Última fase de la enfermedad que suele acabar con el paciente encamado o en silla de ruedas con una dependencia total. Los síntomas que encontramos en esta fase son:
- Agnosias y afasias graves, teniendo grandes dificultades en el reconocimiento y la comunicación.
- Apraxias, teniendo problemas en la alimentación, el control de esfínteres o la manipulación de objetos.
- Problemas respiratorios por la dificultad para expulsar secreciones o problemas gastro-intestinales.
- Pasividad, apatía y dolores.
En el siguiente post podéis ver de manera más específica las diferentes alteraciones cognitivas que podemos encontrar y como abordarlo desde la neuropsicología: Afectación cognitiva en la enfermedad de Alzheimer y cómo se puede trabajar desde la neuropsicología
Fisioterapia y Alzheimer
Según va avanzando la enfermedad, los cuidados tanto por parte de la familia como por parte de diferentes especialistas va en aumento. Desde el punto de vista terapéutico, la fisioterapia tiene papel importante en este proceso. La fisioterapia contribuye a mantener un mayor grado de autonomía física y funcional con el objetivo de mejorar la calidad de vida.
Es importante tener en mente unos objetivos de tratamiento generales como son:
- Mantener la calidad de vida independiente de manera saludable y físicamente activa.
- Frenar la evolución de la enfermedad, potenciando el correcto funcionamiento del sistema músculo esquelético, del sistema cardiorrespiratorio y de las capacidades psicomotrices.
- Prevenir alteraciones respiratorias o ulceras por inmovilismos prolongados.
- Orientar y educar a familiares y cuidadores en el manejo de pacientes con Alzheimer.
De manera más específica, van apareciendo alteraciones que modifican el patrón de marcha, el equilibrio, o la coordinación lo que implica un aumento del sedentarismo con las complicaciones que dicha inmovilidad conlleva, por lo que es importante que se promueva y se implemente en el tratamiento un aumento del ejercicio físico.
En las fases finales de la enfermedad, debido en gran parte a dicho sedentarismo, es común ver un aumento de la rigidez, dificultando aún más la realización de movimientos, tendiendo en algunas ocasiones a deformidades articulares. Las caídas y fracturas también acaban teniendo una alta prevalencia, así como los problemas respiratorios, los cuales suelen ser el motivo de defunción.
El tratamiento debería ser siempre realizado por un fisioterapeuta especializado en neurología de manera integral, individualizada y especializada, y que preferiblemente trabaje en un equipo multidisciplinar con otros profesionales que pueden atender a las diferentes demandas del paciente y familiares.
En todo este proceso, la orientación y educación familiar y de los cuidadores es básica, es muy importante dar información y estrategias de cómo mejorar el manejo de algunos síntomas de la enfermedad, así como sus factores de riesgo y las pautas de tratamiento físico y funcional a seguir en casa.
En la Unidad de Rehabilitación Neurológica del Clínica de Rehabilitación Funcional La Salle contamos con un equipo de profesionales cualificados en el abordaje de la Enfermedad de Alzheimer. Si quieres conocernos y tener más información de cómo podemos ayudarte no dudes en ponerte en contacto con nosotros al correo recepcion@irflasalle.es o llamando al 917400826.
Fisioterapeuta de la Unidad de Rehabilitación Neurológica
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del Clínica de Rehabilitación Funcional La Salle.